Acabo de leer la última newsletter de Draugr. Este último formato me gusta mucho, estoy harta de que intenten meternos ofertas por el gaznate. Agradezco la naturalidad.
La parte final en la que menciona la soledad no sé si es un recurso narrativo, un meme o una realidad. Pero la cosa es que, casualmente, el texto me ha pillado en el hospital con un familiar al que quiero mucho, ingresado, y aquí estoy, escribiendo esto desde su habitación blanca y llena de cables. El familiar en cuestión también es un anciano, y le faltan cuatro años para tener los mismos años que Vicente. También dice cosas extrañas de vez en cuando. Yo creo que los ancianos a veces son incomprensibles porque intentan acotar en una frase conclusiones a las que han tardado décadas en llegar.
Hay un proverbio africano que dice "cuando muere un anciano se quema una biblioteca". Y así me siento cuando recuerdo la vida de este familiar. Le quiero mucho y le admiro mucho. Ha conocido cincuenta y cuatro países, ha leído muchísimos libros y ninguno best-seller. Los días antes del ingreso había empezado a escribir sus memorias, empezando por su infancia en una aldea de Galicia donde criaba animales y cultivaba la tierra de sus padres.
Se nota que se crió en una aldea en dos cosas: en que se comunica de un modo especial con los animales - o "los bichos", como él los llama - y en que no se fía de casi nadie. Hable de lo que hable con él, siempre me dice "pero tú no fíes, que la gente es mu'mala". Aunque de cuando en cuando se olvide de cosas, lucidez no le falta.
Para distraerme subí antes un vídeo, estuve viendo vídeos, escuchando música, leyendo cosas y ahora escribiendo esto mientras espero las instrucciones del médico. Sin embargo, él lleva tantas horas como yo aquí, porque le traje yo misma, y no se ha aburrido en ningún momento y eso que no ha hecho absolutamente nada, ni siquiera ha dormido. Y en condiciones normales también es capaz de ver pasar las horas sin inmutarse. Y si tiene que hacer algo o le apetece hacer algo, lo hace con absoluta calma sin mirar jamás el reloj. Me fascina la percepción del tiempo que tienen las personas mayores que llegan en paz a la vejez.
Tiene que ser bonito llegar a viejo y estar en paz. Tiene que ser terrible llegar a viejo y no estarlo.
Eso es todo.
La parte final en la que menciona la soledad no sé si es un recurso narrativo, un meme o una realidad. Pero la cosa es que, casualmente, el texto me ha pillado en el hospital con un familiar al que quiero mucho, ingresado, y aquí estoy, escribiendo esto desde su habitación blanca y llena de cables. El familiar en cuestión también es un anciano, y le faltan cuatro años para tener los mismos años que Vicente. También dice cosas extrañas de vez en cuando. Yo creo que los ancianos a veces son incomprensibles porque intentan acotar en una frase conclusiones a las que han tardado décadas en llegar.
Hay un proverbio africano que dice "cuando muere un anciano se quema una biblioteca". Y así me siento cuando recuerdo la vida de este familiar. Le quiero mucho y le admiro mucho. Ha conocido cincuenta y cuatro países, ha leído muchísimos libros y ninguno best-seller. Los días antes del ingreso había empezado a escribir sus memorias, empezando por su infancia en una aldea de Galicia donde criaba animales y cultivaba la tierra de sus padres.
Se nota que se crió en una aldea en dos cosas: en que se comunica de un modo especial con los animales - o "los bichos", como él los llama - y en que no se fía de casi nadie. Hable de lo que hable con él, siempre me dice "pero tú no fíes, que la gente es mu'mala". Aunque de cuando en cuando se olvide de cosas, lucidez no le falta.
Para distraerme subí antes un vídeo, estuve viendo vídeos, escuchando música, leyendo cosas y ahora escribiendo esto mientras espero las instrucciones del médico. Sin embargo, él lleva tantas horas como yo aquí, porque le traje yo misma, y no se ha aburrido en ningún momento y eso que no ha hecho absolutamente nada, ni siquiera ha dormido. Y en condiciones normales también es capaz de ver pasar las horas sin inmutarse. Y si tiene que hacer algo o le apetece hacer algo, lo hace con absoluta calma sin mirar jamás el reloj. Me fascina la percepción del tiempo que tienen las personas mayores que llegan en paz a la vejez.
Tiene que ser bonito llegar a viejo y estar en paz. Tiene que ser terrible llegar a viejo y no estarlo.
Eso es todo.